domingo, 26 de abril de 2009

Un mundo sin derechos de autor, sin libros impresos ni industria musical.

Esta es una de esas noches en la que no tengo mucho sueño y me ha dado por pensar, por imaginar mundos que no existen; y las ideas que se me han ocurrido me han resultado lo suficientemente interesantes como para agarrar mi computadora portátil y ponerme a escribir. Todo comenzó cuando se me ocurrió preguntarme qué sucedería si se pudiese abolir el copyright. Entonces comencé a imaginar un mundo en el que ya el papel electrónico hubiese desplazado del todo al papel impreso y no se produjeran discos del modo tradicional. Las editoriales en su mayoría habrían cerrado las puertas y las discográficas habrían desaparecido por fin. Sería un mundo en el que ni los escritores podrían vivir de vender libros ni los músicos de vender discos. En un mundo así las redes sociales adquirirían tremenda importancia como medio para poner directamente en contacto a estos artistas con su público. Al no existir empresas editoras o discográficas que pudieran imponer un determinado criterio estético sobre qué es arte lo verdaderamente importante pasaría a ser lo que a la gente le gusta, lo que la gente recibe, y la comunicación mucho más directa entre los artistas y su público harían esto mucho más evidente. Al no poder ser ya la venta de libros un medio de vida ni muchísimo menos un medio de enriquecimiento para nadie la gente sería mucho más libre de escribir lo que realmente tiene dentro, sobre todo porque habría desaparecido también la censura de las editoriales y su criterio de qué es y qué no es literatura. Me parece absurdo creer que la falta de incentivo económico haría desaparecer el arte pero está claro que se producirían cambios tremendos. Por supuesto, surgirían montones de nuevos negocios que tratarían de sacar partido de la nueva relación existente entre las masas y los creadores. Ya hay economistas que han escrito sobre eso. En cualquier caso antes de que algo así sea posible supongo que tendrá que llover mucho aún porque hay grandes poderes que se oponen y tratarán de mantener los viejos modos de hacer hasta que les sea posible en una realidad que les resulta cada vez más desfavorable. Supongo que es la misma lucha que se dio entre el ferrocarril cuando se inventó y las viejas diligencias, y la que se da entre los combustibles fósiles y las propuestas de nuevos y mejores modos de obtención de energía. En cualquier caso la reflexión está planteada. Que quien tenga imaginación la deje volar e imagine ese posible mundo sin copyright ni industria musical, y si se anima que comente aquí las cosas que se le ocurran. ¿Habrá escrito ya alguien alguna novela sobre esto?